Este proyecto en particular se hizo con el objetivo de representar la importancia del color como herramienta compositiva en la fotografía gastronómica. En él se reunieron una serie de fotografías de diversos platillos con composiciones cromáticas distintas cada uno, con el fin de representar los diferentes significados e intenciones que el color pueda dar a la imagen.
Ya sea desde un helado con colores pasteles y claros a su alrededor para transmitir la dulzura y tranquilidad de dicho postre, hasta una botella de vino retratada con colores obscuros y luces marcadas para demostrar elegancia y seriedad a través de la imagen.